La dinastía Médici llegaría a su máximo esplendor a través del nieto de Cosimo, Lorenzo, llamado El Magnífico, su aporte a la humanidad lo convertiría en una pieza clave para el Renacimiento, fue el mecenas por excelencia, se rodeó de los artistas e intelectuales más grandes de todos los tiempos, gran diplomático, hábil banquero, sobrevivió los ataques de sus enemigos, incluido el Papa en la Conspiración de los Pazzi, un cobarde intento de asesinato que casi acaba con Lorenzo siendo asesinado su hermano Giuliano, sus partidarios se vengan de forma inmediata de aquellos que están en contra de la familia Médici. Con su refuerzo en el poder, Lorenzo se entrega a la revolución creativa concebida por su abuelo. Algunos de los genios más importantes, que el mundo jamás ha conocido, florecen bajo el poder de Lorenzo: Miguel Ángel, Botticelli, Leonardo Da Vinci entre otros. Florencia se declara capital cultural del mundo. Pero aparece un contragolpe, un joven monje llamado Savonarola carga públicamente contra la decadencia y maldad de la ciudad. Cuando Lorenzo muere en 1492, su familia es conducida fuera de la ciudad y Savonarola lleva a Florencia hacia la furia de la purificación fundamentalista. Obras de arte de incalculable valor como cuadros, libros, esculturas, ciencia, filosofía, etc, fueron destruidas en la ahora infame “hoguera de las vanidades”, la historía le recordará por este abominable acto pero a Lorenzo se le recordará por haber sido, El Magnífico.

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